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EXPERIENCIAS

No llegan los tacógrafos y mi jefe me presiona mucho

06 de junio, 2021

Artículo “Ética, eficacia y legalidad” aparecido en Revista Stakeholders, nº 41

Una empresa de servicios recibe un nuevo requisito de su cliente, una minera: a partir de cierto plazo, los camiones que ingresen, han de llevar tacógrafo.

Luis, jefe de servicio, pide a la central de Lima los tacógrafos, pero no llegan a tiempo. Sabe que hay tacógrafos en el depósito donde custodian equipos del cliente. “Si no los instalamos… Antonio, mi superior, me presiona mucho…”

Luis decide usar los tacógrafos del cliente, esperando que los propios lleguen antes que el cliente requiera los suyos del depósito. Esto no ocurre, el cliente descubre lo ocurrido y se queja a la central de la empresa en Lima. Despiden a Luis, que lamenta su mala suerte: siempre le han enseñado que hay que ser astutos –“vivos” dicen en el Perú– y “resolver” los problemas “como sea”. Por supuesto, Antonio no quiere saber nada del asunto.

¿Qué diría la ética sobre la actuación de Luis?

Las acciones humanas tienen muy variadas consecuencias: unas económicas, otras sociológicas, médicas, legales, físicas, etc., y, también, consecuencias éticas o morales.

Luis ha tomado, sin permiso, unos tacógrafos del cliente para ponerlos en camiones de la propia empresa. Una primera consecuencia: efectivamente los camiones han podido entrar; Luis ha logrado ser eficaz. Ese tipo de consecuencias las estudia la economía. La sociología mira impactos en la imagen pública: qué tan bien queda Luis ante otros. Ante su jefe, ha pasado por ser un tipo listo y eficaz; tal vez otros vean mal el asunto: no todo el mundo opina igual. Jurídicamente, la violación de esa norma legal –establecida por la propia empresa– se sanciona con un despido, en el caso, claro, de que sea descubierto. También ha violado una norma moral.

Hay algunas diferencias entre la violación de una norma legal y la violación de una norma moral.

Las normas legales las dicta cierta autoridad: los superiores de la empresa que establecen unas políticas cuyo incumplimiento acarrea ciertas sanciones. No suelen ser exactamente las mismas en todas las empresas. Y la sanción se aplica sólo si se descubre: si los tacografos hubieran llegado a tiempo para devolver al depósito los del cliente, sin que éste perciba nada, no habría habido sanción legal para Luis.

La lógica de la ética es diferente. Aunque no puedo detenerme ahora en este punto, las normas morales son las mismas para todos en todos los lugares: no hay cultura, país, época, religión, en el que sea bueno envidiar o traicionar…, ¿o sí?

Otra diferencia es que la sanción es distinta. El despido es una sanción externa que recibe Luis. La sanción moral es interna: quien actúa de modo inmoral se hace daño él a sí mismo.

Además, la sanción es inmediata. En el mismo momento en que uno actúa inmoralmente, ya se ha infringido ese daño interior. Si envidio, en ese mismo instante me estoy convirtiendo en envidioso. Si robo, me hago ladrón –consecuencia moral–, pero si robo, solo termino en la cárcel si se descubre –consecuencia que estudia el derecho–, si me logran detener, etc. Ser ladrón y terminar en la cárcel son dos consecuencias distintas.

Pero además, para violar una norma ética hay que hacerlo libremente. ¿Libremente? Me refiero con la palabra libremente a que solo consciente y voluntariamente puedo violar una norma moral. No me hago envidioso si no me doy cuenta de que estoy envidiando, o si no quiero envidiar. No me hago ladrón si no tomo consciente y voluntariamente algo ajeno de manera injusta.

En cambio, aunque incumpla de manera involutaria y/o inconsciente con el plazo de declaración de la renta, recibiré la multa correspondiente, a pesar de que, éticamente, soy inocente.

La ética, volviendo al caso, preguntaría en primer lugar: ¿cuál fue la acción libre que realizó Luis?, y ¿cuál fue la actuación de Antonio al presionar de esa manera a sus subordinados?, ¿y la de los superiores de Antonio?…

Escrito por:
Manolo Alcázar García

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Comentarios (6)

Sorayadice:

Manolo,
Gracias por este caso y tu comentario.
En mi opinion, es cosa un poco complicada separar la eficacia de la etica, si bien son dos criterios diferentes que satisfacen objetivos diferentes y alimentan valores diferentes, la persona es una sola y las consecuencias morales de sus actos se reflejan en un solo sitio, en la misma persona.
Saludos,
Soraya

Carlos Benavidesdice:

Muchas gracias por el artículo Manolo:
Considero que una acción moral y con posibilidades de ser eficaz hubiera sido consultar con el dueño de los tacómetros si se podían usar, es decir, pedir prestado antes que coger las cosas a escondidas. Definitivamente conocido el desenlace del caso, probablemente el cliente no habría dado su aprobación, pero según mi análisis ésa era la acción correcta con la información disponible y criterios escogidos. Otra cosa es que el resultado termine siendo todo lo eficaz que Luis espera para su imagen, o para la empresa o para Antonio.
Saludos,
Carlos

manoloalcazardice:

Carlos: Coincido contigo en que podía haber pedido el favor al cliente. Muchas veces los aparentes dilemas, se resuelves buscando otras alternativas. Saludos.

Raphael A.dice:

Idem, coincido totalmente con lo mencionado con Carlos, pero agregaría algo más, ¿no es acaso la alianza empresa-cliente una relación de confianza, de coordinación? es pues tambien una relación de apoyo y compromiso, si logramos lo dicho, no hubiera habido problema alguno. Las políticas empresariales deben no solo estar dirigidas a los usuarios internos sino a los externos también: Misión Externa y Misión Interna respectivamente.

Gonzalo F.dice:

Estimado Manolo:
Muy interesante artículo, gracias por compartirlo. Al parecer la acción libre de Luis fue de índole moral, pero me queda una duda. Si a Luis no lo descubrían y, como se dice, “le salió la jugada”, ¿esta acción resulta eficaz? O, por el contrario, ¿esta acción “libre” le ha dañado como decisor para alcanzar futura eficacia?
Personalmente no creo que haya dicotomía entre ética y eficacia, por lo que pienso que una acción no ética compromete los resultados futuros de mi empresa al comprometer la libertad de mis subordinados.
Si “le sale la jugada” ¿podemos hablar de eficacia?

manoloalcazardice:

Hasta donde yo entiendo, toda acción libre tiene una índole moral, es decir, deja una huella, positiva o negativa, en el decisor en cuanto a su capacidad de ver el bien, quererlo, llevarlo a cabo y disfrutar de ello. Esa huella es el aprendizaje evaluativo del decisor.

No hay acciones libres de una persona que no tengan consecuencia moral, en ese sentido de moral.

Un criterio distinto es el de eficacia. Acción eficaz es la que le permite al decisor lograr su propósito. Puede ser eficaz y también inmoral. Un ladrón es eficaz al robar un banco si consigue llevarse el dinero del banco, que es lo que pretende.

Y una acción puede ser moralmente buena y ser también ineficaz.

De modo que, creo yo, se trata de dos criterios o consecuencias distintas: eficacia y ética.
Otra cosa, más compleja y larga, es aclarar cómo se relacionan entre sí la eficacia y la ética.

Ayuda distinguir entre decisiones directivas y decisiones personales. Según Pérez López, los criterios de evaluación de las primeras son eficacia (de la empresa), atractividad (de la empresa) y unidad (de la empresa). Los criterios de las segundas son eficacia (del decisor), eficiencia y consistencia.

Creo que conviene distinguir la eficacia de la acción de un decisor, de la eficacia de la empresa para la que el decisor trabaja. Son dos eficacias diferentes. Se confunden con frecuencia, dando lugar a muchos malentendidos creo yo.

Para la eficacia de la empresa, siempre será positiva la buena moralidad con la que sus directivos actúan, pero no solo. Ahora bien, para un directivo podría ser más rentable robar, o estafar, aunque no necesariamente.

En fin, sé que desglosar los argumentos para relacionar la eficacia del decisor con su moralidad da para más, pero ahora no me puedo extender.

Saludos.

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